miércoles, 22 de julio de 2009

Cualquier día

Que agradable caminar de noche después de un día de mierda, más de lo común, me siento algo así como protegido y escondido por los árboles que bloquean la luz artificial, y me puedo sentir como si no existiera, ¡ah! Que consoladora sensación, si es así como se siente estar muerto, quiero morir ahora ya, ¿pero como?, ahí en esa micro que se acerca a gran velocidad, no lo creo, siento que al arrojarme al abrazo de las ruedas no haré mas que destruir la bendita micro, llena de buenas intenciones, ya que no podrá ni con mi pena ni con mi felicidad, solo veré el desastre detrás mío desde el suelo para luego pararme, sacudirme el agravio y sintiendo que no hice mas que sumar bosta a un día que no da mas.

Solo me queda el feliz momento en que las llaves de la puerta principal de la casa en que hoy vivo se rehúsan a hacer su trabajo, creo que no desean que entre, ya que conocen mi pensamiento de creer que algo me pasara, ¡ja! Que elegante forma de engañarse , “creer que algo va a pasar”, pobre… luego de un minuto ceden, por supuesto lo primero que sucede al entrar a mi habitación es el despertar de la luz para luego dar paso al hablar sin sentido de la televisión.

Me hecho en la cama con hastío por el desagradable momento que me espera, preparar algo que comer, lo engullo sin emoción alguna observando la televisión, sigo gastando el tiempo con el pensamiento de “que seria de mi…”

Solo eso nada mas, puedo amanecerme con ese pensamiento, de hecho es lo que frecuentemente hago. Cumplo con el ritual de acostarme y se me atraviesa un numero por la mente, que mas tarde entiendo, es un cuarenta, cuarenta años mas viviendo como cualquier ser humano, ojala valga la pena.

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