Quiero salir de la cueva para sentarme bajo el sol que ilumina mi intelecto y mirar con tristeza el hogar abandonado que tan humildemente me cobijó, y yo en pos de mi vanidad salí y lloré por mi soledad desvelada.
viernes, 4 de febrero de 2011
Estoy cansado de la condición humana, de ser, de estar, la tristeza de nuestra especie ya no puede más dentro de mí alma destrozada, aquellos rostros tristes, amargos, horribles, son espejos de lo que soy. El ser humano es feo, lo humano penoso, el más alto orgullo de esta raza caída, no es más que ruina y tierra, que me impiden el consuelo de ver la obra de Dios a diario. Aquella pálida luz sobre las cinco aguas pacificas que el viejo hombre observa con inquietud, enciende en él un deseo irrevocable de ir, de marcharse, la profundidad de su espíritu llora. Una lágrima por el temor a los demás se oculta bajo la noche, el anciano se arropa y se despide, sucio, angustiado y maltrecho.
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